París, Francia. Neymar no encuentra la puerta de salida del París Saint-Germain y el club francés ha virado su posición: la predisposición a dejarle partir se ha tornado en un intento para crear las el clima para que se quede.
A ello se suma la baja por lesión de sus dos delanteros más valiosos, el francés Kylian Mbappé, que con un desgarro en la pierna izquierda estará un mes de baja, y el uruguayo Edinson Cavani, tres semanas alejado de los terrenos de juego por una lesión en la pierna derecha.
Ambos tuvieron que ser sustituidos en el segundo duelo del equipo en el Parque de los Príncipes, anoche contra el Toulouse (4-0), en el que Neymar ni siquiera fue convocado, pese a que su parte médico indica que está apto para jugar.
El entrenador, Thomas Tuchel, ya había advertido que mientras no se clarifique su futuro el club le ha dejado al margen del plantel.
En los últimos días hay varios síntomas que indican que el PSG busca la manera de que se quede.
El más claro se vio anoche, cuando la grada estuvo ausente de mensajes en contra de Neymar, un contraste con el ambiente que se vivió hace dos semanas, cuando proliferaron las pancartas que pedían la salida del jugador más caro de la historia.
Los más claros estaban concentrados entonces en la tribuna Auteuil, que concentra a un grupo de ultras que la dirección del PSG permitió volver al estadio en octubre de 2016.
Desde entonces, ese grupo de aficionados actúa bajo la batuta del club y sus mensajes pasan antes por el palco.
Entre el «Neymar lárgate» del pasado día 11 hasta el silencio de anoche hay un cambio en la estrategia del club.
La semana que comienza se antoja decisiva, con el partido del próximo viernes en Metz, a tres días del cierre del mercado de fichajes, como punto culminante. El club sigue abierto a recibir ofertas, pero no está dispuesto a aparecer como perdedor en este envite.
El vespertino «Le Monde» asegura que el emir de Catar, Tamim ben Hamad Al Thani, auténtico propietario del club desde 2011 a través de un fondo soberano, ha dado instrucciones para que el jugador no se vaya.
El «caso Neymar», asegura el diario, supera la parcela deportiva. El soberano considera que perder a la estrella brasileña, que fichó hace dos años a precio de oro para que su club ingresara por la vía rápida en la aristocracia del fútbol, mancillaría la imagen de todo el emirato.
A ello se suma que sobre la mesa del responsable deportivo del PSG, el también brasileño Leonardo, no ha llegado ninguna oferta satisfactoria.
Las enviadas por Barcelona, Real Madrid y Juventus de Turín han sido descartadas por insuficientes. Ninguno de los tres potenciales compradores parece tener la misma voluntad compradora que el PSG mostró en el verano de 2017, cuando arrancó al jugador al Barça tras pagar los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión.
En su proyecto de sentar las bases para que pueda quedarse, el PSG tiene aún dos asuntos pendientes.
La primera es reconciliar al jugador con la afición, muy descontenta con sus declaraciones, sobre todo cuando dijo que el mejor recuerdo de su carrera fue la remontada a la que contribuyó con la camiseta del Barcelona en la Liga de Campeones de 2017 contra el PSG.
En París no le perdonan su descaro, por lo que hubiera sido suicida lanzarle al plebiscito popular del Parque de los Príncipes sin que su futuro se haya aclarado.
Mucho más sensato parece hacerle regresar al equipo lejos de su estadio. El equipo juega el próximo viernes en Metz. Una buena actuación del brasileño en ese partido puede contribuir a que los aficionados olviden sus palabras.
El otro frente es convencer a Neymar y a su entorno de que no hay más salida que quedarse. El padre del jugador sigue rodeado de un equipo de agentes para buscar una puerta de salida.
Pero las exigencias del PSG y su salario, evaluado en más de 3 millones de euros mensuales, no facilitan la labor.
EFE
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