En un movimiento que marca un giro radical hacia una postura de fuerza en el hemisferio occidental, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha nominado al teniente general Frank Donovan para liderar el Comando Sur.
Esta designación no es casual: Donovan, actual vicecomandante del Comando de Operaciones Especiales, posee un perfil técnico y táctico diseñado específicamente para ejecutar el «corolario» de la administración Trump, una reedición contemporánea de la Doctrina Monroe centrada en el control total de América Latina.
El nombramiento se produce en un clima de extrema volatilidad, marcado por las recientes agresiones navales de Washington en el Caribe y las tensiones en el Pacífico. Este complejo escenario de «acciones bélicas» fue el detonante de la renuncia anticipada del almirante Alvin Holsey, quien dejó el cargo dos años antes de lo previsto.
Según fuentes vinculadas al Pentágono, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, habría forzado esta transición ante la insatisfacción por la falta de «mano dura» de la gestión anterior frente a Venezuela y la necesidad de una postura militar más agresiva.
Un estretega de intervención
Frank Donovan no es un diplomático de carrera, sino un oficial de Infantería de Marina con vasta experiencia en reconocimiento y operaciones especiales. Su trayectoria es el reflejo de las intenciones de la Casa Blanca para la región:
Especialista en Incursiones: Ha liderado unidades de élite y fuerzas navales en las 5.ª y 6.ª Flotas, especializándose en despliegues expedicionarios y operaciones de contingencia tanto en tierra como en mar.
Experto en Guerra No Convencional: Su paso por el Estado Mayor Conjunto y el entrenamiento de fuerzas especiales lo posicionan como el arquitecto ideal para las operaciones de «presión máxima» que Trump prevé para el continente.
Formación Estratégica: Licenciado en Geografía y con estudios avanzados en Harvard, Donovan combina el conocimiento del terreno con una visión de seguridad nacional que prioriza la hegemonía estadounidense bajo la premisa de «América para los americanos».
El fin de la diplomacia, el inicio del control operativo
La llegada de Donovan al Comando Sur simboliza el fin de una etapa de contención y el inicio de una fase puramente operativa. La administración Trump busca que el Comando Sur deje de ser un organismo de cooperación para convertirse en el brazo ejecutor de una política exterior que no descarta el uso de la fuerza.
Las recientes maniobras en el Caribe, denunciadas por Caracas como «acciones bélicas», serán ahora coordinadas por un experto en antiterrorismo y seguridad naval. Con Donovan al mando, Washington envía un mensaje inequívoco: la estrategia en América Latina se redefinirá bajo los términos de un general de fuerzas especiales, priorizando el bloqueo, la vigilancia aérea y la neutralización de lo que consideran amenazas a sus intereses nacionales, consolidando así el regreso de la Doctrina Monroe en pleno siglo XXI.
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