A pesar de que el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió no entregar misiles Tomahawk a Ucrania por el momento y planea reunirse con el líder ruso, Vladímir Putin, en Budapest, Kiev confía en que las mejoradas relaciones con Washington intensificarán la presión sobre Moscú para lograr un alto el fuego.
«La reunión no fue ni un fracaso ni una victoria para Ucrania», afirmó Volodímir Dubovik, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Mechnikov de Odesa. La cancelación de la entrega de misiles, solicitados por Zelenski para atacar objetivos estratégicos rusos, fue la principal noticia negativa.
Trump parece usar la amenaza de los Tomahawk como herramienta de presión sobre Putin, pero la cumbre en Budapest tomó por sorpresa a Kiev, donde se cree que la actual situación beneficia a Rusia.
Sin embargo, el encuentro mejoró las tensiones previas entre Trump y Zelenski, generando una «energía más positiva». Zelenski valoró las conversaciones como «sustantivas» y espera mayor presión estadounidense contra Rusia.
Washington continúa apoyando a Ucrania con armas a través de la OTAN y busca reducir las compras de petróleo ruso por parte de países como India.
El coronel Andrí Kovalenko, del Consejo de Seguridad Nacional ucraniano, dijo que Trump dio a Putin una última oportunidad para detener la guerra y que la reunión en Budapest puede obligar a un alto el fuego.
Aunque se logre la tregua, Ucrania mantiene cautela ante el previsto refuerzo militar ruso y exige garantías de seguridad ante posibles futuras agresiones.
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