Sao Paulo.- Más de 1.000 policías salieron a las calles de Brasil este martes en una operación conjunta contra una célula del Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización criminal del país y que controla las actividades delictivas desde el interior de las prisiones.
La Secretaría de Seguridad Pública del estado de Alagoas, en el noreste brasileño, explicó que el objetivo es desarticular un grupo responsable de los llamados «tribunales del crimen», una especie de juicios paralelos llevados a cabo para juzgar y castigar los miembros del propio PCC.
«El propósito es desarticular la nueva composición de la facción que está basada en el estado de Mato Grosso do Sul (centro-oeste), desde donde salen las órdenes de castigo para todo Brasil», señaló la institución en un comunicado.
La operación, bautizada «Flashback II», es coordinada por el Ministerio de Justicia y ha movilizado a más de 1.000 policías, entre agentes federales, civiles y militarizados, para cumplir un total de 212 órdenes de captura y registro, así como allanamientos en 11 de los 27 estados brasileños.
De acuerdo con las autoridades, entre los blancos de la operación figuran 40 mujeres, cuyo creciente «protagonismo» dentro del PCC fue constatado durante las investigaciones.
Según los responsables de la operación, las mujeres ocupan cada vez más «cargos de jefatura en el organigrama de la organización criminal» y conducen los «rituales» en los juicios realizados por la facción.
«Las mujeres tienen un perfil igualmente violento que los hombres de la facción cuando definen los juicios llevados a cabo en los ‘tribunales del crimen'», expresó la institución.
Los investigadores identificaron además que son las mujeres las responsables de elaborar las «piezas finales» de esos juicios ilegales, que finalmente determinan las «condenas o absoluciones» de los «reos» de la facción.
La Justicia y la Policía llevan años siguiendo la pista del PCC, fundado a comienzos de la década de 1990 en el interior de una cárcel de Sao Paulo y cuya actividad está centrada en el tráfico de drogas y armas, especialmente en las regiones fronterizas, y también en el rentable robo de cargas y contrabando de combustible.
El PCC disputa el control del narcotráfico con decenas de otros grupos que conforman el complejo tablero del crimen organizado que se expande peligrosamente por Brasil.
EFE
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