Moscú.- El jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, llega hoy a Rusia en un momento de alta tensión entre el Kremlin y la Unión Europea (UE) por la represión de las protestas opositoras y la condena de cárcel a su líder, Alexéi Navalni.
«Viajo hoy a Moscú en un contexto difícil. La UE condenó inmediatamente la detención de Navalni a su regreso a Rusia el 17 de enero, así como su condena del 2 de febrero, y demanda su liberación», escribió Borrell en su blog antes de partir de Bruselas.
La primera visita de un alto representante para Política Exterior de la UE desde 2017 amenaza con ser un diálogo de sordos, aunque ambas partes se han mostrado interesadas en el deshielo de unas relaciones congeladas desde la ilegal anexión de la península ucraniana de Crimea por Rusia en 2014.
RELACIONES CONGELADAS DESDE CRIMEA
En declaraciones a la agencia rusa Interfax, el propio Borrell admitió que desde entonces existe un problema de «falta de confianza», lo que ha llevado a que Moscú y Bruselas se vean más como «rivales y competidores», que como «socios».
A las sanciones impuestas en 2014 por la UE, Rusia respondió con un embargo que Putin ha prolongado sin falta cada año y que ha hecho daño a los intercambios comerciales.
Borrell y su colega ruso, Serguéi Lavrov, han abogado por rebajar la retórica «negativa» de los últimos meses y por centrarse en la solución de las discrepancias, ya sea sobre la resolución de crisis y conflictos como los de Bielorrusia, Siria, Libia o Ucrania, o sobre el tendido del gasoducto Nord Stream 2.
No todo son diferencias. Rusia y la UE abogan por que Irán cumpla con el acuerdo nuclear de 2015, del que se salió EEUU, y deberán cooperar para que Teherán no rompa sus compromisos con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a finales de febrero.
También ha habido en los últimos días un acercamiento en la lucha contra la pandemia de la covid-19. Alemania y Francia han abierto las puertas a la vacuna rusa, Sputnik V, que aún debe recibir, no obstante, la autorización del regulador europeo.
«La visita tiene una gran importancia para las relaciones entre Rusia y la UE. En los últimos cuatro años las relaciones no han hecho más que estancarse o empeorar», comentó hoy a Efe Andréi Gromiko, director del Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia.
El nieto del legendario ministro de Exteriores soviético auguró que Borrell y Lavrov lograrán «descongelar» las relaciones en algunos terrenos, sin especificar.
NAVALNI, UN TEMA TABÚ PARA RUSIA
Aunque Rusia no lo considera parte de la agenda bilateral, Borrell abordará el viernes con Lavrov la represión de la oposición rusa, algo que confirmó hoy con resignación la portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova.
«Seguimos llamando a las autoridades rusas a investigar con urgencia el intento de asesinato (de Navalni)», dijo hoy el exministro de Exteriores español y también expresó su preocupación con «la represión violenta y masiva de las protestas de las últimas semanas, que confirman la reducción del espacio dejado a la oposición en Rusia».
Borrell, al igual que los principales líderes occidentales, rechazó sin tapujos el martes la condena a Navalni, que tendrá que cumplir dos años y ocho meses de cárcel por un antiguo caso penal que había sido rechazado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
«Consideramos que es una decisión política», insistió hoy.
En cambio, Rusia se mantiene en sus trece. El Kremlin dijo que no tiene intención de debatir la aplicación de las leyes o los veredictos de los tribunales «con nadie».
«Será un monólogo a dos bandas. Uno hablará de represión y el otro de los chalecos amarillos. Es un mal momento para una visita», opinó en declaraciones a Efe el politólogo Alexéi Makarkin.
En cuanto al uso desproporcionado de la violencia por la policía y el hacinamiento de los manifestantes en los centros de reclusión, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, fue rotundo: «En nuestro país no hay represiones».
Lavrov dejó clara su postura en la reunión de mañana al enviar a Borrell un vídeo con imágenes de violencia policial contra manifestantes en países occidentales.
«Rusia considera que el caso Navalni es un tema judicial, no político. Su politización únicamente empeorará las relaciones, ya que ni la presión exterior ni la crítica llevarán a Rusia a cumplir con exigencias procedentes de la UE o de EEUU», apuntó Gromiko.
¿NUEVA TANDA DE SANCIONES?
De lo que Borrell cuente a los Veintisiete respecto a su visita a Moscú dependerá que estos adopten o no una nueva tanda de sanciones contra Rusia, algo en lo que no se pusieron de acuerdo recientemente los ministros de Exteriores de la Unión.
También EEUU tendrá que decidir si impone nuevas sanciones tras presentar varios senadores el martes un proyecto de ley bipartidista para castigar a funcionarios rusos por el envenenamiento de Navalni.
«Saben que consideramos totalmente inaceptable este tipo de enfoque en las relaciones bilaterales», replicó Peskov.
El también vicepresidente de la Comisión Europea (CE) aprovechará la visita para reunirse con representantes de la «sociedad civil» y la «comunidad académica», encuentros que se mantienen en secreto por ahora.
Ignacio Ortega EFE
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