Bakú/Tiflis.- La capital del enclave separatista de Nagorno Karabaj, Stepanakert, y la segunda ciudad más importante de Azerbaiyán, Ganja, sufrieron hoy intensos ataques que causaron varias víctimas y daños en numerosas infraestructuras civiles.

La capital karabají amaneció este domingo bajo el fuego azerbaiyano: varias decenas de cohetes estallaron causando incendios y graves daños, según pudo constatar Efe en Stepanakert.

LA JORNADA MÁS DURA

Esta jornada ha sido la más dura hasta el momento para Stepanakert. Desde las 07.00 de la mañana hora local hasta casi el mediodía las alarmas antiaéreas prácticamente no cesaban de sonar.

Las fuerzas azerbaiyanas atacaron la ciudad con sistemas de cohetes Polónez y Smerch, según el portavoz del Ministerio de Defensa armenio, Artsrun Hovhannisyan.

Los proyectiles impactaron en la urbe en grupos de a tres y de a cinco y dañaron considerablemente infraestructuras de la ciudad, que quedó por la tarde sin electricidad.

CRÍMENES CONTRA LA POBLACIÓN

El Defensor del Pueblo de Nagorno Karabaj, Artak Beglarián, denunció «los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas azerbaiyanas en los últimos días», al acusar a Bakú de atacar «intencionalmente» objetivos civiles claves.

Algunos cohetes, aseguró, estaban armados con municiones de racimo, prohibidas por las convenciones internacionales.

Los ataques de este domingo se saldaron con cuatro muertos y diez heridos, declaró Beglarián a Efe en la capital karabají, aunque no descartó que aparezcan más víctimas cuando se retiren los escombros de las casas destruidas.

En total, desde el domingo pasado en Stepanakert han perdido la vida 18 civiles y más de 90 han sido heridos según dijo.

DESASTRE HUMANITARIO

«Enfrentamos un desastre humanitario en Artsaj (nombre armenio del enclave), llamo a la comunidad internacional a reaccionar apropiadamente, dejar de hablar y comenzar a hacer. No sean ciegos», alertó.

La evacuación de la población de Stepanakert continúa, especialmente para los menores y las personas desvalidas, añadió.

También fueron realojadas las personas que vivían en edificios dañados por los bombardeos.

Pero no todos los residentes están dispuestos a marchar: Sarmat Grigorián, una anciana de 90 años, declaró a Efe que no abandonaría Stepanakert «porque es una ciudad genuinamente armenia».

ATAQUE CONTRA GANJA

Ante el ataque masivo a la capital del enclave, el Ejército karabají respondió castigando contra varias ciudades azerbaiyanas.

Hovhannisyan responsabilizó a Bakú de haber obligado al Karabaj a contraatacar, y llamó a la población azerbaiyana a «abandonar rápidamente» estas ciudades «para evitar posibles pérdidas».

Unos cien kilómetros al norte, los residentes de la ciudad azerbaiyana de Ganja y objetivos civiles vivieron una pesadilla semejante a la de Stepanakert cuando el Ejército de Nagorno Karabaj cumplió su amenaza.

Maryam Gasánova, residente de Ganja, afirmó a Efe que se trata del primer ataque contra la ciudad desde el comienzo del conflicto.

«Por lo visto se sienten indefensos ante los ataques del Ejército de Azerbaiyán y atacaron una ciudad alejada de la línea de combate. Estamos orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas, que están liberando los territorios ocupados», dijo.

Nagorno Karabaj hostigó presuntas «instalaciones militares cruciales emplazadas en la profunda retaguardia» azerbaiyana.

ACUSACIONES CONTRA KARABAJ

Un civil perdió la vida y otros 32 resultaron heridos en Ganja, ciudad en la que habita más de medio millón de personas, según el fiscal general azerbaiyano, Kiamrán Alíev.

Aseveró tener pruebas para acusar al presidente de Nagorno Karabaj, Araik Aratunián, de violar los Convenios de Ginebra, un conjunto de normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que protegen a los civiles.

Azerbaiyán acusó a Armenia de atacar «deliberadamente» las ciudades de Tartar y Horadiz y las regiones de Fuzuli y Jabrail con artillería pesada y sistemas de cohetes.

El líder karabají, por su parte, asumió la responsabilidad del ataque en Ganja a modo de aviso, si bien posteriormente dio la orden de cesar el fuego «para evitar víctimas civiles».

SIN SOLUCIÓN A LA VISTA

En tanto, no hay visos de que se logre un alto al fuego: el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, volvió a dirigirse a la nación y condicionó el diálogo de paz a la retirada de las fuerzas armenias de la región disputada bajo un calendario establecido.

«Solo entonces restableceremos el cese al fuego»,alegó.

Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, advirtió a la comunidad internacional de que si no toma cartas en el asunto, «las consecuencias se harán sentir en todo el Cáucaso sur».

El primer ministro armenio reiteró su preocupación con el apoyo de Turquía a Azerbaiyán, que según él, va más allá de las meras palabras y busca afianzar la presencia de Ankara en la región, a la que regresó para «continuar el genocidio armenio» de 1915.

«Espero una posición clara. Si la comunidad internacional no valora adecuadamente el significado geopolítico de este conflicto, entonces Europa se las verá con Turquía a las puertas de Viena», indicó.

 

EFE

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