

La derecha tradicional chilena ha sido la gran perdedora de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, sepultada a un quinto lugar y devorada por dos ultraderechas cada vez más fuertes: una más clásica y mayoritaria y otra más minoritaria, mucho más radical y confrontacional.
Con un 12,5% de los votos, la exalcaldesa Evelyn Matthei quedó fuera de la segunda vuelta del 14 de diciembre, que disputarán la izquierdista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast, quienes consiguieron 26,8% y 23,9%, respectivamente.
Este resultado fue lo que pronosticaban las encuestas y recordó lo ocurrido hace cuatro años cuando Kast superó al entonces candidato Sebastián Sichel, algo inédito desde el retorno a la democracia.
Matthei fue incluso superada por el diputado ultraderechista libertario Johannes Kaiser, representante de una nueva extrema derecha más dura y vociferante, con un 13,9%. «Estos malos resultados generan la necesidad en la derecha tradicional de replantearse sus valores y propuestas y asumir que es necesario promover reformas sociales, reformas al sistema político y reformas estructurales», dijo a EFE Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile.
«Lo que se movilizó en esta elección tiene mucho más que ver con una impugnación a las élites, a los partidos tradicionales, como partidos que no hacen nada, que son autointeresados», agregó Claudia Heiss, de la Red de Politólogas.

Migración
Durante la campaña, temas como el incremento de la delincuencia, la migración y la ralentización económica dominaron el debate, aunque Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América.
Avendaño calificó la estrategia de Matthei como «incongruente», al mezclar llamadas a la unidad nacional con propuestas extremas, como su afirmación de que en su gobierno los delincuentes «terminarían en la cárcel o en el cementerio».
«La derecha no puede ser reactiva, sobre todo la derecha liberal y democrática, porque de lo contrario asume una suerte de pasividad que provoca que la termine comida por la extrema derecha», añadió el sociólogo.
Rodrigo Espinoza, de la Universidad Diego Portales, señaló que la situación de la derecha chilena no es un hecho aislado, sino un «fenómeno global» que afecta a regiones como Sudamérica y Europa.
José Antonio Kast, que respalda el legado de la dictadura militar (1973-1990) y defiende una agenda ultraconservadora, ya cuenta con los apoyos de Matthe y Kaiser para la segunda vuelta.
Queda pendiente el respaldo de la sorpresa electoral, el populista de derechas Franco Parisi, que quedó tercero con un 19,7%.
De lograr la victoria, Kast podría convertirse en el primer ultraderechista elegido presidente de Chile por votación popular.
Constituyente
El éxito de Kast se suma a su triunfo en las constituyentes de 2023, donde el Partido Republicano superó a la derecha tradicional y lideró el proceso constituyente fallido.
«El auge de esta ultraderecha tan radical surge como respuesta a la izquierda identitaria que emergió tras el estallido», explicó Alberto Mayol, sociólogo y director de la encuestadora La Cosa Nostra.
En su primer mensaje tras los resultados, Kast afirmó que «Chile sí despertó», haciendo eco del lema de las protestas de 2019.
«Luego de seis años de violencia, de ideología, de mediocridad, hoy millones de chilenos han decidido abrazar un proyecto que es la oposición a este Gobierno fracasado», expresó, admirador de líderes como Donald Trump y Nayib Bukele, aunque con un estilo más comedido.
Simultáneamente, en elecciones parlamentarias, los republicanos lograron avances significativos en ambas cámaras, lo que fortalecería la gobernabilidad de un eventual gobierno ultraderechista.
Para Mayol, «la derecha está convencida de que la gente despertó, tal como la izquierda lo creyó en su momento».
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!








