La presidenta de Perú, Dina Boluarte, fue destituida este jueves de manera fulminante por el Congreso peruano, controlado por un bloque de partidos de derecha que la había respaldado desde que asumió el poder, pero que ahora la expulsó abruptamente con la vista puesta en las elecciones generales de abril de 2026.
Tras aprobar con 122 votos a favor la «permanente incapacidad moral» de la mandataria para afrontar el incremento del crimen organizado en el país, la vacante dejada por Boluarte fue ocupada provisionalmente por el presidente del Parlamento, el derechista José Jerí. Este fue investido inmediatamente como jefe de Estado, convirtiéndose en el séptimo presidente peruano en apenas nueve años.
Perú escribió en pocas horas un nuevo capítulo de su prolongada convulsión política, que perdura desde 2016, en la que ningún presidente ha completado un mandato y todos han sido destituidos por un Congreso opositor.
Boluarte, la primera mujer presidenta del país, permaneció en el cargo durante dos años y diez meses y hasta hace poco se jactaba de haber roto esa racha, destacando que fue la mandataria que más había durado desde Ollanta Humala (2011-2016) debido a su conciliación con las fuerzas políticas del Legislativo. Sin embargo, ese equilibrio se rompió el jueves.
Inútil e incapaz
La presidenta fue destituida luego de que durante la mañana se presentaran hasta cuatro mociones de vacancia que la calificaban de «inútil» e «incapaz» para gestionar la inseguridad y la criminalidad en Perú.
Curiosamente, los mismos partidos que meses atrás habían bloqueado seis mociones previas de destitución y denunciado delitos relacionados con la gestión de Boluarte, incluyendo la muerte de más de 50 manifestantes al llegar al poder, ahora impulsaron su destitución para ganarse a un electorado que la consideraba la mandataria más impopular de América Latina, con apenas un 3% de aprobación.
La primera en lanzar la moción fue la ultraconservadora Renovación Popular, liderada por el alcalde de Lima y precandidato presidencial Rafael López Aliaga, con intención de voto del 10% para 2026, seguida por el empresario José Luna, candidato de Podemos Perú.
El marcado cambio de postura obligó al fujimorismo y a Acción Para el Progreso (APP), del empresario César Acuña, a apoyar la destitución de Boluarte, a pesar de haber sido sus principales aliados.
Récord
Con el compromiso de destituirla ipso facto, la votación se convirtió en récord para un proceso de este tipo: las mociones fueron admitidas con al menos 113 votos, 118 aprobaron que Boluarte se presentara a defenderse de inmediato, y finalmente fue destituida con 122 votos a favor.
Boluarte se negó a asistir al Congreso durante la jornada, permaneciendo en el Palacio de Gobierno hasta consumarse su destitución, tras lo cual emitió un mensaje a la nación centrado en cifras de su gestión.
Durante la tarde se difundieron rumores sobre la posibilidad de que la expresidenta pudiera solicitar asilo en Argentina, Brasil o Ecuador, país donde se congregaron manifestantes para impedir que ella ingresara a la embajada.
Sin embargo, su abogado Juan Carlos Portugal aseguró que Boluarte no piensa pedir asilo ni fugarse, a pesar de las múltiples investigaciones abiertas en su contra.
Ahora, el país está bajo el mando interino de José Jerí, un político de 38 años recientemente absuelto de una denuncia por violación, y nuevamente se prepara para ir a las urnas dentro de seis meses.
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