«Bajo ninguna circunstancia vamos a cambiar la medida, que se oiga bien, no voy a cambiar la medida. Que quede claro, se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería, y de aquí en adelante vamos construyendo el nuevo Ecuador que todos anhelamos, que todos soñamos», dijo tajante el jefe de Estado.
En declaraciones a la prensa desde la ciudad de Guayaquil (sureste), hasta donde se trasladó ayer tras decretar el estado de excepción en el país, Moreno reiteró, no obstante, su disposición al diálogo.
«¿Conversar?, claro que sí. Habrá mecanismos de paliar un poco el efecto que pueda haber en algunos sectores, y estamos dispuestos a hacerlo», comentó aunque aclaró que no dará marcha atrás en su decisión de eliminar el subsidio, que representa ingentes recursos al país.
De acuerdo al gobernante, el subsidio a los combustibles es «nocivo para la economía» pues «aproximadamente 60.000 millones de dólares ha perdido el pueblo ecuatoriano» por ese rubro alo largo de cuatro décadas.
Comentó que el dinero que se destinaba a los subsidios se usará ahora exclusivamente para temas de seguridad, salud y educación.
El mandatario, que ayer apuntó a que los manifestantes podrían tener el interés de desestabilizar el Gobierno, aseguró hoy que está abierto a las opiniones y críticas, pero llamó a la población a «poner los pies en la realidad, y sepamos exactamente a qué nos habíamos enfrentado: no queremos beneficiar a los que más tienen, no queremos beneficiar a los contrabandistas».
«No me pidan que dialogue con los contrabandistas que se han enriquecido pasando combustibles hacia países vecinos y, de esa forma, estafando la confianza de los ecuatorianos», comentó antes de recalcar que estará «encantado» de dialogar con quienes quieren sacar el país adelante.
Moreno aclaró que habrá diálogo, pero no en base a hechos consumados, como es la paralización del transporte que comenzó el jueves.
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, informó hoy de que en el segundo día de protestas se mantienen bloqueos en algunas vías, pero varias provincias están volviendo a la «normalidad».
De su lado, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana formuló hoy un llamamiento al diálogo, la paz y la justicia.
«La violencia, manifestada en cualquiera de sus formas, impide una visión objetiva de la realidad y pone en serio peligro la vigencia de los derechos que tanto debemos precautelar», apuntó en un comunicado.
El diálogo, abunda el texto, «es el camino más adecuado y eficiente para que los ecuatorianos, especialmente los políticos, empresarios y representantes de los gremios y sindicatos», encuentren nuevos caminos que conduzcan hacia un país próspero «desde una economía justa y solidaria».
EFE
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