El fotógrafo español Emilio Morenatti (Zaragoza, 1969) está en Perpiñán. El ganador de dos premios Pulitzer acaba de cubrir los Juegos Paralímpicos de París, sus cuartos, y sin pasar por su casa en Barcelona, se ha desplazado hasta esta ciudad del sur de Francia que reúne a muchos profesionales de la fotografía.
El motivo se llama Visa pour l’Image, el histórico festival de fotoperiodismo que este año cumple su edición número 36. Y Morenatti es uno de los protagonistas, con una exposición retrospectiva de su trabajo titulada ‘Recorrido de un fotógrafo de la cotidianidad, los conflictos y la pérdida personal’.
Son 41 fotos que enseñan la pandemia de covid, la guerra en Ucrania, la erupción del volcán de La Palma o un rescate de migrantes en el Mediterráneo, entre otros sucesos, que en una entrevista con EFE le sirven para explicar, entre otras cosas, algunas consecuencias de la irrupción de la inteligencia artificial (IA).
Pregunta: Acabas de llegar de cubrir los Juegos Paralímpicos de París, ¿cómo estás?
Respuesta: Cada vez me enganchan más y (cubrirlos) es algo que pido a AP (la agencia Associated Press, donde trabaja), porque recibo más de lo que soy capaz de producir. Me llenan de energía.
P: ¿Cómo los has vivido?
R: Hay una especie de orgullo también de la discapacidad, eso anima mucho a toda la gente que hace esos mega esfuerzos por llegar donde llegan. Y en realidad, hay veces que estamos más pendiente del último que del primero. Hay un público que se emociona, que anima al último… Esto no se da en ninguna otra competición. Y ver eso y fotografiarlo es lo que más me gusta en este momento del deporte.
P: ¿Y el ambiente en Visa pour l’Image?
R: Las exposiciones desempolvan esas imágenes que están ahí ocultas. Y darles vida a nuestras imágenes es todo un lujo. Es muy reconfortante hablar de imágenes que yo tomé hace 20 años y hacerlo aquí, en este escenario, en este lugar tan icónico.
P: No deja de venir gente a ver tus fotos, de hecho.
R: Es tremendo, ¿todo esto para ver una fotografía (en referencia a la cantidad de público asistente)? Los más agoreros decían que la fotografía estaba muerta, pero no es así, está muy viva y a la gente la ves disfrutar y hacer colas para ver exposiciones fotográficas. Motiva mucho.
P: ¿Qué pasa cuando apagas la cámara?
R: Significa regresar a tu casa, significa volver a tu confortabilidad, significa volver a la comodidad y dejar a todas esas personas que sufren las consecuencias de una guerra. No te olvidas. Está ahí todavía, en una parte de tu cabeza. Pero a mí lo que más me enerva es cuando vuelves de un lugar donde ocurren cosas muy tremendas y te encuentras con la banalidad del día a día.
P: ¿Te preocupa el auge de fotografías creadas con inteligencia artificial?
R: Se nos presenta un enemigo muy potente. Es la verdad contra la falsedad. Es la propia sociedad crítica la que tiene que decidir con qué se queda. Estamos en un periodo de transición muy parecido a cuándo empezó la transformación del analógico al digital. Todos pensábamos que bueno, que todo esto sería un desastre, y en realidad no ha sido así. Yo creo que hay un dramatismo excesivo en todo esto. Yo confío en que la fotografía adquiera más valor, si cabe, por el simple hecho de que tiene un competidor, que es la falsedad. No creo que la sociedad sea conformista y decida quedarse con una inteligencia artificial.
P: ¿Qué opinas sobre el premio que ha dado Visa pour l’Image al fotoperiodista de Gaza Loay Ayyoub, al que el alcalde de Perpiñán, Louis Aliot, de extrema derecha, critica porque dice que Ayyoub defiende a Hamás?
R: Yo creo que es un trabajo de calidad. Yo pienso que es muy fácil acusar a gente que no tienen posibilidad de defensa. Es lo más fácil y de esto se aprovecha mucha gente. Me gustaría que algunos de los fotógrafos que han sido acusados de vinculación con Hamás pudieran haber tenido el derecho a defenderse, cosa que no ha sido así.
P: ¿Y ahora qué?
R: Lo próximo será la siguiente crisis que surja.
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