La erupción volcánica en la península de Reykjanes, en Islandia, la cuarta desde octubre pasado, perdió fuerza, al igual que la actividad sísmica, informó este domingo la Oficina Meteorológica de este país nórdico (IMO, en inglés).
«La erupción volcánica, que comenzó a las 20.23 del sábado, continúa, pero durante la noche su intensidad disminuyó y ahora hay tres aperturas activas en la fisura eruptiva», de unos tres kilómetros de longitud, señaló la IMO en su boletín.
«La actividad sísmica también disminuyó significativamente durante la noche, con muy pocos terremotos medidos después de las 03.00 hora local, coincidiendo con una disminución del temblor volcánico. Esta evolución es muy similar a la de las tres erupciones anteriores en la hilera del cráter de Sundhnúkur», añadió.
La lava de la erupción paso cerca de una tubería de central eléctrica
La IMO explicó que poco después de la medianoche, la lava fluyó por la carretera de la evacuada ciudad de Grindavík hacia la tubería de distribución de agua de la central eléctrica de Svartsengi.
Desde esta mañana se ha producido un avance limitado en este frente del flujo de lava, que ahora se encuentra a unos 200 metros de la tubería.
Otro frente discurre junto a las barreras protectoras al este de Grindavík y hacia la carretera de Suðurstrandarvegur.
Debido a las barreras protectoras la lava se mueve lentamente en dirección de la aldea de Hraun, que irónicamente significa lava, y que se encuentra justo al este de Grindavík, por debajo de Suðurstrandarvegur, según la cadena de televisión RÚV.
A los residentes de Hraun se les permitió acceder a sus hogares para salvar sus bienes más preciados, dado que las carreteras pronto pueden quedar inutilizables.
«Los equipos de respuesta de la zona están vigilando el avance de la lava, que ha sido lento y constante desde esta mañana», recalcó la IMO, que añadió que existe una gran incertidumbre en cuanto a la intensidad de las emisiones de gas.
A un kilómetro del océano
La lava se encuentra aproximadamente a un kilómetro del mar, en la costa sur de Islandia, según la geofísica Kristín Jónsdóttir.
Los expertos saben del ejemplo de Hawái, que, si la lava, que es alcalina, entra en contacto con el agua del mar, se pueden producir vapores de cloro.
«Así que habrá un peligro local cuando la lava fluya hacia el mar», dijo Kristín.
«Otra cosa que puede ocurrir es que la lava se vuelva inestable donde se encuentra con el mar y se produzcan pequeñas explosiones. Por lo tanto, el lugar donde el mar y la lava se encuentran siempre será peligroso», afirmó.
La erupción se produce solamente cinco semanas después de la última el pasado 8 de febrero.
Comenzó de forma bastante rápida, pues el primer avisó llegó al Departamento de Protección Civil y Gestión de Emergencias a las 19.43 hora local y la erupción se confirmó solamente 40 minutos después.
En un principio la IOM afirmó que se trataba de la erupción es la más grande (en términos de descarga de magma) de las tres erupciones de fisuras anteriores de la fila de cráteres Sundhnúkur, al menos en su primera hora de actividad eruptiva el sábado.
Y es que menos de dos horas después del comienzo de la erupción el frente de lava en el sur estaba a solo 200 metros de las barreras orientales de Grindavík y se movía a una velocidad de aproximadamente 1 kilómetro por hora.
Unas 700 personas que se encontraban en la turística Laguna Azul, cerca de Grindavík, fueron rápidamente evacuadas, señaló la Policía a RÚV.
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