Sarays Diaz
Ciudad Guayana.- La distribución del importante gas doméstico ha descendido peligrosamente dentro de las comunidades y esto ha generado su venta a grandes costos.
Mientras los camiones dispensadores hacen entrega en las urbanizaciones, una o dos veces al mes, los habitantes se ven obligados a comprar la bombona de gas a vendedores independientes.
Como otra opción, aquellos que necesitan el combustible se dirigen desde las 5 o 4 de la mañana a las empresas distribuidoras con la intensión de pasar el día en una cola «exorbitante» para poder obtenerlo a precio justo.
«Llegamos desde muy temprano y nos calamos una enorme cola, lo peor, es que comienzan a vender a las 10 u 11 de la mañana, a veces hasta más tarde», aseguró María Hernández.
Por su parte, los vendedores independientes del mercado, retienen las bombonas de sus clientes para hacerle la entrega al siguiente día del pedido con un costo de 10 mil a 25 mil bolívares, dependiendo del tamaño.
«Vivimos una escasez de gas doméstico y no es un secreto que los bachaqueros se aprovechan de eso», acotó Luis Pérez. «Muchos de los que venden las bombonas trabajan en las empresas distribuidoras y juegan con la necesitad del pueblo».
Casas de ventas clandestinas
Habitantes de la ciudad guayanesa afirman que algunas personas en las comunidades se encargan de contactar con los camiones dispensadores para la venta del combustible en casas clandestinas.
Los vendedores explicaron que es una manera de «ayudar a sus vecinos» con respecto a los precios o colas que deben realizar.
«Simplemente recibimos las bombonas de un día para otro, cuando llega el camión las cambiamos (…) Los precios dependen del tamaño, por lo menos, la pequeña se puede conseguir en 8 mil o tal vez un poco más económica», informó un vendedor.
Asimismo, expusieron que las personas en ocasiones se desesperan por la necesidad desatando disputas que obligan la detención de las ventas por un determinado tiempo.
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