El Gobierno francés se plantea reducir sus proyecciones de crecimiento para 2024 al 1 %, lo cual supone una disminución de cuatro décimas respecto al objetivo previo. Esta situación requerirá una reducción «inmediata» del gasto público por un total de 10.000 millones de euros.
Esto lo informó el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, durante la presentación del ajuste presupuestario, además de asegurar que es indispensable para conservar el objetivo de reducir el déficit público al 4,4% del PIB.
Le Maire se empeñó en destacar que, a pesar de ajustar a la baja su proyección de desarrollo para alinearse con las predicciones de las grandes compañías de investigación, este continuará siendo «positivo» y considerará «el contexto político».
Para el ministro esto se debe al impacto generado por la guerra en Ucrania, los flujos comerciales afectados por los conflictos en Oriente Medio, una recesión alemana, el mayor socio comercial de Francia, y el bajo rendimiento de producción en China.
En referencia a la preservación del objetivo del déficit en el 4,4%, enfatizó su importancia para «mantener el control de nuestras finanzas públicas».
También destacó que se ha tomado la decisión de sostener la política de no elevar los impuestos, asignada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, desde 2017.
Reducción de gastos presupuestarios
La gestión de los recortes estará a manos de la Administración del Estado, y aseguran que la Seguridad Social no recibirá ninguna repercusión.
De los más de 10.000 millones de euros, unos 5.000 millones estarán destinados al funcionamiento de todos los ministerios.
Unos 1.000 millones se adquirirán por la reducción del apoyo en el desarrollo de las naciones en situación de pobreza, y otros 1.000 millones llegarán por una disminución de la renovación térmica de las infraestructuras.
El ministro mencionó que el Gobierno se reserva la idea de crear un nuevo presupuesto durante el verano si las condiciones económicas mejoran antes de esa fecha.
El presupuesto aprobado por el Parlamento para este año incluía un gasto ligeramente superior a los 453.000 millones de euros, con una previsión de ingresos cercana a los 312.000 millones.
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