Quito.- La ciudad ecuatoriana de Guayaquil, una de las más castigadas del mundo por el COVID-19 per cápita, llega a la Semana Mayor envuelta en su propio vía crucis, con el dolor a cuestas por los muertos y contagiados, en una pandemia que le privó también de su multitudinaria procesión del «Cristo del Consuelo».
Capital de la provincia de Guayas, Guayaquil registra 1.648 positivos de coronavirus de los 3.465 registrados en Ecuador, que reportó el primer caso el 29 de febrero.
Guayas acumula también 122 de los 172 fallecidos por COVID-19, según las cifras oficiales, que tienen proyecciones desgarradoras.
«Creemos que serán entre 2.500 y 3.500 persona fallecidas por COVID en estos meses, solamente en la provincia del Guayas», dijo esta semana el presidente de Ecuador, Lenín Moreno.
EL CALVARIO DEL PERSONAL SANITARIO
Según Ernesto Carrasco, viceministro de Atención Integral de Salud, uno de los principales nudos críticos al momento «es la falta de talento humano» en salud.
«Tenemos equipos, tenemos camas, espacio, pero nos hace falta personal para poder implementar estos espacios», dijo el sábado en una rueda de prensa virtual antes de reiterar el llamamiento a todo el personal de salud que desee servir para brindar mejor atención.
Comentó que los modelos de contratos serán de «servicios ocasionales» mientras dure la emergencia, aunque recordó que hay «un mandato de la Asamblea Nacional que está pidiendo estabilidad laboral para los trabajadores de la salud y esto puede ser considerado».
«En este momento estamos en un estado de excepción, por lo cual requerimos el contingente de todos los médicos y enfermeras del país, pero estos contratos van a ser sometidos a revisión», anotó al agregar que los médicos rurales están dentro del contingente que «está siendo reclutado» para ir a las provincias donde se necesita mayor fuerza laboral en salud.
Se ha abierto un proceso de contratación para más de 700 profesionales de la salud pues es el «estimado de mano de fuerza laboral de salud que necesitamos para poner operativa» las unidades a nivel nacional, dijo.
Según él, en la provincia de Pichincha -cuya capital es Quito- han tenido una «muy buena respuesta» para los hospitales, y esperan que en Guayaquil «la situación se normalice».
Pero ahí la situación es compleja. Liliana Triana, portavoz del Colegio de Enfermeras y Enfermeros, dice que están agotadas de pedir ayuda, sin lograr respuesta a sus demandas de material especializado y atención médica.
Según cifras del gremio, más de 400 enfermeras y enfermeros en Guayas son sospechosas de portar el nuevo virus, 80 ya han sido confirmadas como positivo y cinco han fallecido.
Además, -dijo- 120 enfermeras y enfermeros con contrato ocasional han decidido renunciar a sus cargos para evitar exponer a sus familias ante la falta de protección.
VÍA CRUCIS CIUDADANO
Las cifras oficiales señalan que de los 3.465 contagiados por coronavirus, 2.666 están «estables» en aislamiento domiciliario y 527 hospitalizados, de los cuales 139 tienen pronóstico reservado.
La ciudadanía se ha volcado a redes sociales a denunciar falta de atención en las casas de salud, mientras que por el mismo medio otros buscan medicamentos, mientras el Estado avanza en maneras de ampliar su capacidad de atención.
«Actualmente contamos con más de 200 espacios de terapia intensiva en los hospitales que están designados para COVID», señaló Carrasco al agregar que trabajan contra reloj para adquirir pruebas rápidas de COVID-19 fiables.
Es un problema «real el asunto de no tener pruebas rápidas aún, pero tampoco podemos acelerar el paso perjudicando (con) falsos diagnósticos o falsos negativos por pruebas que no tengan una validez, un certificado internacional», subrayó.
A la difícil situación sanitaria se suma también la económica pues, confinada la población a un toque de queda diario de quince horas desde las 14:00, y a restricciones en la circulación a nivel nacional, las empresas trabajan con dificultad, mientras entre las miles de personas que viven del día a día cunde la desesperación.
Por ello, «si no hay la mano generosa, la mano solidaria, venga de donde venga: del Estado, de la empresa privada, de los vecinos, para esas personas (la situación) es muy difícil», dijo a Efe Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil.
«O nos hundimos todos o salimos juntos todos», señaló quien se prepara para presidir la Semana Santa en la ciudad más golpeada por COVID-19 en Ecuador.
Una Semana Mayor atípica, marcada por el aislamiento social, y en la que la imagen del «Cristo del Consuelo», no recorrerá las calles de Guayaquil entre miles de fieles el Viernes Santo, pero que sí impartirá bendiciones desde un helicóptero.
EFE
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