Ginebra.- La Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos urgió hoy al Gobierno de Singapur a detener la inminente ejecución de dos narcotraficantes malasios, prevista para esta semana, y manifestó su preocupación por el hecho de que ese país recurra a la pena capital tras más de dos años sin hacerlo.
Los familiares de Nagaenthran Dharmalingam y Datchinamurthy Kataiah, condenados por tráfico de drogas en 2009 y 2011, fueron notificados la semana pasada de que los reos serían ejecutados el 27 y el 29 de abril, respectivamente.
«Pedimos a las autoridades de Singapur que detengan inmediatamente estas ejecuciones y que consideren dar clemencia a Dharmalingam y Kataiah, conmutando sus penas a sentencias de prisión», señaló la oficina de la ONU en un comunicado.
En el caso de Dharmalingam, quien padece una discapacidad mental, la Justicia singapuresa ha desestimado repetidas peticiones de clemencia, basadas en su condición médica.
La oficina de Naciones Unidas que dirige la alta comisionada Michelle Bachelet manifestó además su «profunda preocupación» por la reanudación de las ejecuciones en Singapur, donde al menos medio centenar de personas esperan en el corredor de la muerte.
Tras más de dos años sin aplicar la pena capital, el 30 de marzo la Justicia de Singapur ejecutó al narcotraficante Abdul Kahar bin Othman, y además de los dos mencionados se teme que otras tres personas podrían ser ejecutadas próximamente, según la oficina.
«La aplicación de la pena de muerte en delitos de tráfico de drogas es incompatible con las leyes internacionales en derechos humanos», recordó el comunicado de Naciones Unidas.
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