Luanda.- El presidente de Angola, João Lourenço, opta a un segundo mandato en las elecciones generales de este miércoles, que se presentan como las más competidas desde la introducción del sistema democrático multipartidista en 1992.
Casi 14,4 millones de votantes (de una población total de unos 33 millones de habitantes) están llamados a las urnas en 13.238 colegios electorales integrados por 26.443 mesas, que abrirán a las 07:00 hora local (06:00 GMT) y cerrarán a las 17:00 hora local (16:00 GMT).
Ocho partidos pugnan por los 220 escaños de la Asamblea Nacional en las quintas elecciones desde 1992 y, según la Constitución, el líder de la formación que logre más asientos se convertirá automáticamente en el presidente de la República.
Sin embargo, sólo dos partidos tienen opciones de alcanzar la Presidencia en estos comicios, los primeros en los que se permite votar a los angoleños residentes en el extranjero (unos 22.650 electores registrados).
Por un lado, el gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), liderado por el presidente de país, João Lourenço, en el poder desde 2017 y que opta a un segundo mandato de cinco años.
Y por otro, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), principal partido opositor y de centro-derecha encabezado por Adalberto Costa Júnior.
Actualmente, el MPLA ostenta la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional con 150 escaños, mientras UNITA sólo cuenta 51.
El partido gubernamental, de orientación marxista y nacionalista, es el único que ha gobernado el país desde su independencia de Portugal en 1975 y libró una guerra civil con UNITA desde ese año hasta 2002.
Lourenço, de 68 años, llegó al poder en 2017 en sustitución de José Eduardo dos Santos, fallecido el pasado julio en Barcelona (España) a los 79 años y que gobernó Angola con mano de hierro cerca de cuatro décadas.
El presidente prometió combatir la corrupción y, de hecho, la Justicia angoleña abrió durante su primer mandato varias investigaciones por prácticas corruptas contra familiares de Dos Santos, lo que generó mucho revuelo en el país.
LA BANDERA ANTICORRUPCIÓN
Durante la campaña para estas elecciones, que empezó el 24 de julio y acabó este lunes, Lourenço volvió a enarbolar la bandera anticorrupción presumiendo de «valentía» en esa lucha, si bien UNITA tilda sus medidas de «cosméticas».
El mandatario, que ha construido infraestructuras como hospitales y carreteras, ha prometido generar empleos e impulsar la economía, golpeada por la pandemia de covid-19 y el abaratamiento del petróleo, recurso fundamental para las arcas estatales al ser este país el segundo productor de crudo de África.
«El Gobierno está creando un entorno empresarial favorable a la creación de empleo, que atrae a inversores privados para abrir cada vez más fábricas, más empresas. Los inversionistas extranjeros dicen públicamente que Angola comienza a ser un buen destino para la inversión», proclamó en la apertura de la campaña.
Su principal contrincante, Costa Júnior, de 60 años, que lidera UNITA desde 2019, ha prometido atajar la corrupción, reactivar la economía y reducir la pobreza en uno de los países con más desigualdad de África, donde el 40 % de la población vivía con menos de 21 dólares mensuales en 2020, según cifras oficiales.
El dirigente opositor, popular en núcleos urbanos y centrado en captar el voto de los jóvenes (hastiados del dominio del MPLA), enfatiza la necesidad de despolitizar el Estado y ha prometido que, si es elegido, dejará la presidencia de UNITA para «ser presidente de todos los angoleños».
Costa Júnior asegura que su partido «tiene todo de su lado» para ganar estas elecciones si se celebran en un «ambiente democrático», pero ha denunciado irregularidades, como la aparición de nombres de personas muertas en las listas de votantes, y la parcialidad de los medios de comunicación estatales a favor del MPLA.
El pasado mayo, una encuesta de intención de voto de la red de investigación panafricana Afrobarómetro indicó que la popularidad de Costa Júnior aumentó desde el 13 % en 2019 al 22 %, si bien aún permanecía siete puntos porcentuales por debajo de Lourenço.
Según el periodista y comentarista político angoleño Graça Campos, la votación «podría ser la elección más reñida jamás realizada en Angola», ya que, desde el final de la guerra civil, «nunca antes la oposición había estado tan confiada».
«Sin embargo, hay una gran nube que ensombrece las elecciones: la equidad y la transparencia no están garantizadas», comentó a Efe Graça, director del portal informativo Correio Angolense.
Unos 2.000 observadores nacionales e internacionales (límite fijado por la Comisión Nacional Electoral, CNE) supervisarán los comicios en un país dos veces más grande que Francia.
«Todo indica que la oposición no aceptará un resultado electoral adverso. Tampoco hay indicios de que el MPLA esté preparado para un resultado que no garantice la continuidad de la hegemonía en Angola», concluyó el analista, quien teme un estallido de violencia que puede desembocar en «un derramamiento de sangre».
Estas elecciones serán las primeras sin José Eduardo Dos Santos, aunque su apellido se ha dejado sentir después de que algunos de sus familiares apoyaran a UNITA.
Su hija Welwitschia «Tchizé» dos Santos, exdiputada del MPLA, afirmó este mes que «es mejor tener a Adalberto como presidente de Angola».
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