Fotografía del 09 de noviembre de 2025 que muestra a personas sosteniendo carteles durante una 'Vigilia por la Paz' en la plaza Woodford, en Puerto España (Trinidad y Tobago). EFE/ Andrea De Silva

Las actuales maniobras militares de la Marina de Estados Unidos en Trinidad y Tobago, país vecino a Venezuela, han vuelto a despertar los temores a una mayor escalada de la tensión en el Caribe entre Washington y Caracas y a sus posibles repercusiones a nivel regional.

El papel jugado por el Gobierno de Trinidad en esta crisis suscita críticas internas e inquietud en la Comunidad del Caribe (Caricom), formada por 15 países que siguen defendiendo mayoritariamente que la región debe ser «una zona de paz».

Estas son las claves de las posibles implicaciones de unas maniobras que se desarrollarán hasta el próximo 21 de noviembre, según las autoridades de Trinidad, y que tienen lugar pocas semanas después de que atracara en Puerto España el destructor USS Gravely.

Un firme respaldo al despliegue militar estadounidense

La primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, ha defendido los ejercicios describiéndolos como parte de una alianza de seguridad «profunda y duradera» con Washington que ha contribuido a reducir el tráfico de armas, drogas y personas, y ha mejorado la preparación de las Fuerzas de Defensa de Trinidad y Tobago.

Los ejercicios militares se enmarcan en el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA, en inglés) entre ambos países, que fue renovado en diciembre de 2024.

El SOFA define el estatus legal, los derechos y responsabilidades del personal militar estadounidense en Trinidad y Tobago, permite el entrenamiento conjunto y la cooperación, además del apoyo estadounidense en seguridad nacional y fortalecimiento de capacidades.

Persad-Bissessar aseguró en redes que «el territorio de Trinidad y Tobago no va a ser usado para lanzar ningún ataque contra el pueblo de Venezuela», aunque expertos consultados ponen en duda esta afirmación.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció que la primera ministra «hipotecó» su país para «amenazar a Venezuela».

Un conflicto podría desestabilizar el Caribe

El economista trinitense David Abdulah advirtió que los ejercicios militares conjuntos con el Cuerpo de Marines de EE. UU. suponen «importantes riesgos estratégicos» para toda la región.

«El Gobierno se ha alejado de la postura histórica de Caricom que considera al Caribe como ‘una zona de paz’. Se ha alineado con Washington», señaló Abdulah, que además calificó el despliegue como un pretexto para una acción militar contra Venezuela.

El exembajador jamaicano Curtis Ward también alertó que un conflicto en el sur del Caribe afectaría gravemente la economía y seguridad regionales, perjudicando el tráfico marítimo y el turismo.

Caricom mostró preocupación por la crisis y pidió a EE. UU. que cualquier acción militar contra Venezuela no amenace la estabilidad ni se realice sin consultas previas.

¿Beneficio o riesgo para Trinidad?

Para el profesor Andy Knight, exdirector del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Indias Occidentales, los ejercicios pueden aportar entrenamiento pero a costa de la soberanía nacional y la cohesión regional.

Ward sostuvo que los ejercicios podrían preparar una operación militar en Venezuela, lo que llevaría a consecuencias graves para Trinidad y Tobago. Según él, Venezuela tendría derecho a atacar las bases militares estadounidenses y los buques en las aguas trinitenses, poniendo en riesgo a la población civil.

El ex primer ministro Keith Rowley advirtió que hay riesgo de arrastrar a Trinidad a un conflicto y que las plataformas gasísticas marinas serían «objetivos legítimos».

Persad-Bissessar defendió que «los ciudadanos y la infraestructura de Trinidad no están en riesgo porque no somos partícipes de ninguna agresión contra el pueblo de Venezuela».

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