Bangkok.- Miles de manifestantes protestaron este miércoles en Bangkok ante el banco que tiene al rey Vajiralongkorn como su máximo accionista, mientras que las autoridades han empezado a usar la estricta ley de lesa majestad contra los líderes estudiantiles de las protestas.
Parit «Penguin» Chivarak, uno de los cabecillas del movimiento de protesta, afirmó desde un camión aparcado frente al banco Siam Comercial (SCB) que la vasta fortuna del monarca debe estar bajo control del Estado, una de las demandas de las protestas.
«¿Por qué hay tantos policías para proteger este banco?», dijo irónicamente Penguin, vestido con un disfraz de pato, símbolo de los manifestantes, contra los que la policía ha usado varias veces cañones de agua y gases lacrimógenos a pesar de que las protestas son pacíficas.
Los manifestantes piden que las finanzas del monarca pasen bajo control de las instituciones democráticas dentro de una serie de reformas, incluida una nueva Constitución, para reducir el poder del rey y de los militares en el país.
Tras ascender al trono en 2016, Vajiralongkorn se otorgó el control personal de la fortuna de la casa real, valorada en al menos 35.000 millones de dólares (unos 29.000 millones de euros), incluido el 23 por ciento de las acciones en el SCB.
ESTRICTA LESA MAJESTAD
Penguin es uno de los 12 líderes de las protestas que han sido acusados estos días de vulnerar la ley de lesa majestad, que castiga con entre 3 y 15 años de prisión a quienes critiquen a la familia real.
En los últimos años, las autoridades no han usado esta norma, en favor de otras leyes, como la de delitos cibernéticos o la de sedición, que contempla penas de hasta 7 años de cárcel.
«Nos preguntamos si el Gobierno ordenó el uso de esta ley o la monarquía lo hizo», dijo a Efe Panusaya “Rung” Sithijirawattanakul, otra de las líderes estudiantiles del movimiento que aún no ha recibido notificación oficial de la acusación.
Rung, protegida por una docena de guardas voluntarios ante la sede del SCB, dijo que la demanda de la reforma de la monarquía llega en un momento en el que su popularidad está muy baja.
En las últimas semanas, Vajiralongkorn y la reina Suthida han llegado a hacerse fotos con sus súbditos y firmar autógrafos, algo impensable hace unos meses en un país donde el protocolo ordena arrodillarse o postrarse ante la realeza.
Rung añadió que los manifestantes tratan de que no haya una espiral de violencia para no dar excusas para un nuevo golpe de Estado, tal como ocurrió en 2014.
VIOLENCIA POLICIAL
Aunque en un principio la manifestación se convocó en torno a la sede de la Oficina de Propiedades de la Corona, los organizadores anunciaron la noche del martes que cambiaban el punto de reunión ante el despliegue allí de unos 6.000 policías y barricadas con alambres de espino, además de para evitar las contraprotestas de los monárquicos.
La ONU y varias organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el uso de los cañones de agua y gases lacrimógenos contra los manifestantes en las últimas semanas.
«Recurrir a la violencia, o a medidas duras, para tratar de poner fin a las protestas no hará más que afianzar aún más la opinión de que el gobierno actual no representa los ideales del pueblo», apuntó en un comunicado Mu Sochua, representante del grupo Parlamentarios de ASEAN por los derechos humanos, al reclamar a las autoridades un tono «conciliador».
Las manifestaciones, que discurren casi a diario -algunas de ellas multitudinarias-, desafían de manera pública el tabú en la sociedad tailandesa sobre el estatus del rey y la casa real, a pesar del riesgo de ser condenados los participantes a duras penas de cárcel.
«Nadie debe ser arrestado o encarcelado simplemente por criticar a funcionarios públicos o un sistema de gobierno (…) Tailandia no debería responder a las protestas pacíficas reprimiendo a los manifestantes mediante enjuiciamientos que amordazan el discurso», declaró en un comunicado la abogada Amal Clooney, copresidenta de la Fundación Clooney para la Justicia.
UN REY MENOS POPULAR
El rey Vajiralongkorn, de 68 años y padre de siete hijos con tres mujeres diferentes, despierta menos respecto que su difunto padre, el venerado Bhumibol Adulyadej, y sus largas estancias en Alemania son criticadas por los estudiantes.
El monarca, que se encuentra en Tailandia desde mediados de octubre, aumentó su poder al tomar control personal de varias unidades militares en Bangkok y de la fortuna real, al tiempo que hizo cambiar la Constitución para poder residir en Alemania sin tener que nombrar a un regente.
La casa real de Tailandia es la más rica del mundo, según un estudio publicado en 2011 por la revista «Forbes», y cuenta con una amplia cartera de inversiones en propiedades y empresas.
EFE
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