El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, está tratando de retrasar la votación en la Knéset, programada para la próxima semana, de la ley que anula la revisión judicial por razonabilidad de las decisiones gubernamentales, uno de los pilares de la reforma judicial, después de que miles de reservistas del Ejército se nieguen a prestar servicio si no se frena esa legislación.
«El ministro está tomando medidas para alcanzar un amplio consenso y garantizar la seguridad del Estado de Israel, dejando a las Fuerzas de Defensa separadas del discurso político», confirmó su oficina anoche tras filtrarse informaciones en los medios hebreos de que Gallant habría pedido al primer ministro, Benjamín Netanyahu, frenar la reforma ante la fuerte contestación social desatada.
Un total de 1.142 reservistas comunicaron ayer en una carta dirigida a jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi; y el jefe de la Fuerza Aérea, Tomer Bar; que no acudirían a los entrenamientos, sumándose a más de 4.000 reservistas de diferentes cuerpos y unidades del Ejército, incluidas de élite, que han anunciado esa misma intención en las últimas semanas.
En la carta, los reservistas piden al gobierno, que ha decidido avanzar unilateralmente con la reforma, «llegar a amplios acuerdos» y «fortalecer la confianza en el sistema judicial por parte de todos los sectores de la sociedad y preservar su independencia».
Esta semana está previsto que la Knéset (Parlamento israelí) apruebe de manera definitiva la ley que anula la doctrina de la razonabilidad, que permite al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales, uno de los pilares de la reforma. Los debates comenzarán mañana domingo y la ley podría lograr luz verde el lunes o martes.
«La legislación que permite que el gobierno actúe de manera extremadamente irrazonable dañará la seguridad del Estado de Israel, causará una pérdida de confianza y una violación de mi consentimiento para continuar arriesgando mi vida, y conducirá, con profundo pesar y sin opción, a suspender mi servicio de reserva voluntario», agrega la carta.
El ministro de Defensa ya jugó un papel decisivo en la pausa a la tramitación de la reforma que Netanyahu se vio obligado a anunciar a finales de marzo, después de haber sido el primer alto cargo del gobierno en pedir abiertamente congelar temporalmente la reforma ante la división y polarización social.
El pasado marzo, cuando la Knéset estaba a punto de aprobar la ley que da amplio control gubernamental al comité de selección de jueces, cientos de reservistas anunciaron por primera vez su intención de no presentarse a servicio, lo que provocó que el ministro Gallant pidiera públicamente en un discurso televisado frenar la reforma ante el «peligro tangible» para la seguridad de Israel.
El discurso de Gallant entonces enfadó a Netanyahu, quien lo cesó al día siguiente, provocando las protestas más masivas desde que se anunció la reforma -unas 700.000 personas salieron a las calles en todo el país- y una huelga general que llegó a paralizar durante varias horas el aeropuerto internacional Ben Gurion el pasado 27 de marzo.
Esto obligó al primer ministro a congelar la reforma para abrir un diálogo con la oposición y buscar un consenso, además de anular el cese de Gallant, aunque las negociaciones se rompieron en junio y el gobierno decidió seguir adelante unilateralmente con su plan, generando ahora una tensión social similar a la vivida en marzo.
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