“Viajaba desde la ciudad de Mérida hacia Lagunillas (municipio Sucre), iba en trolebús —prestaba servicio militar para ese entonces— y vi un mural que decía: ‘el que no vive para servir, no sirve para vivir’, es un pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta, para algunos podría parecer irrelevante, pero para mí fue una epifanía, se convirtió en mi filosofía, en lo que ‘me mueve’”, dijo Artemio Fierro, quien se ha encargado de pincelar a Ciudad Guayana desde el 2012.
En ese momento, Fierro definió su proyecto de vida y decidió “utilizar el arte para crear conciencia ciudadana”. Fue su despertar tras buscar, durante su corta vida, su intención en este mundo. Maestro de profesión y artista de oficio, el joven de 32 años ha estampado su firma en casi 170 murales, en los que el respeto a la naturaleza y a los seres humanos, valor propio de la cultura indígena, está impreso.
Nació en la Gran Sabana, en la comunidad indígena Manak-Krü, se crió observando la variedad de colores de los extraordinarios parajes que ofrece esa tierra. “Siempre fui un dibujante aficionado, de hecho, considero que aún lo soy”, afirmó el muralista, quien de manera empírica ha desarrollado la habilidad de pintar murales utilizando pintura de caucho y spray.
Cada pared de la ciudad, con propaganda política o no, es un lienzo en blanco para él, quien asegura que tiene la necesidad de embellecer las paredes de Guayana.“Veo los paredones de la ciudad atiborrados con propaganda política o graffitis vandálicos, tengo la inquietud de querer cambiarlo por algo que sea estético”, manifestó.
El primer mural y el más significativo para Fierro fue uno que realizó con la fundación que el preside llamada “Muraleja”, que la define como una red sólida de trabajo colectivo, nacional e internacional, con la intención de fomentar los valores ciudadanos: “El primer mural en el que asumí la coordinación fue en Campo Rojo, tiene el pensamiento de la Lao Tse, era sobre educación, y dice: ‘Si das pescado a un hombre hambriento, lo alimentas un día. Si le enseñas a pescar, lo alimentarás toda la vida’”.
“Pienso que muchas veces, como organizaciones sin fines de lucro o gubernamentales, cometemos el error de realizar donaciones sin que la persona se sienta involucrada en la obtención de ese fin, que no está mal donar, pero falta educación para que ese individuo se convierta en un ciudadano ejemplar”
El artista empírico no ha desarrollado una técnica en específico. Fierro se levanta frente al paredón y la musa llega, ahí decide si realiza un boceto previo, o si pinta directamente, el concepto si lo planifica previamente.
Aún así, su obra ha sido reconocida. Ha participado en los festivales nacionales e internacionales, Van Crew en Roraima, Brasil (2016), el 1ere Festival de Muralismo en la Vela de Coro (2017) y Educarts en Pernambuco, Brasil (2018).
Como artista se mantiene económicamente con lo que gana. “Vivo del arte, antes no, pero ahora las personas contratan mis servicios para que yo pinte murales, además de los talleres que dicto de iniciación al arte”, sentenció.
Decidido y competitivo, Artemio Fierro está empeñado en exponer la cultura pemón a través de su pincel.
Jennifer Salcedo Malavé / [email protected]
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