Ciudad Guayana.- El deterioro de Ciudad Guayana es innegable. Basta con recorrer sus calles y avenidas para toparse durante el día con cúmulos de basura, zamuros pululando entre escombros, botes de aguas servidas, calles agrietadas, mientras que, de noche, la otrora ciudad planificada queda totalmente a oscuras.
Ese es el panorama que a diario perciben los guayaneses entre sus espacios públicos, completamente vacíos e intransitables, lo que genera intranquilidad y nostalgia entre sus ciudadanos.
La oscura Ciudad Guayana alimenta el ambiente de inseguridad. Cada vez son menos las personas que transitan por Alta Vista o el Centro de Puerto Ordaz, zonas comerciales y de entretenimiento por décadas.
El Paseo Caroní es uno de los ejemplos más visibles del ocaso de Ciudad Guayana. La falta de iluminación prácticamente en su totalidad incrementa la posibilidad de ser víctima de la delincuencia y el riesgo de accidentes de tránsito.
Ahora más, con la alta presencia de motorizados trabajando a domicilio, producto de la pandemia del coronavirus y del horario restrictivo impuesto por el Gobierno nacional.
Zonas residenciales como Los Olivos, Villa Africana, Villa Asia, Río Aro, avenida Guarapiche, todas se encuentran con postes apagados y algunos casos hasta deteriorados, a punto de desplomarse.
El bienestar de la ciudadanía pareciera haber quedado relegado a segundo o tercer plano para las autoridades encargadas de trabajar por y para esta ciudad.
En tiempos de campaña electoral es posible que se evidencien paños de agua tibia sobre la ciudad, pero una vez culminen, con ella también se va la probabilidad de que mejoren los servicios en la entidad.
En los años 90 una popular canción representaba el sentir y el orgullo de los guayaneses. “Luces de Puerto Ordaz, cocuyo de cristal…”, ¡Qué obsoleta quedaría ese tema en estos momentos!
Elías Rivas
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