La zona comercial del centro de Puerto Ordaz, sigue quedando sola y abandonada, testigos de ellos, son el número de negocios cerrados y otros que pudieran liquidar su inventario por el alto costo de los alquileres, ausencia de clientes, impuestos excesivos y deudas exorbitantes con Fospuca.
Trabajadores expresan preocupación por la falta de motivación comercial necesaria que pueda revitalizar el centro de la ciudad, padecen por el deterioro de la actividad económica local.
A pesar de su historia próspera, los residentes y comerciantes actuales sienten que la ciudad ha sido descuidada, creen que es necesario motivar a la gente para recuperar la vitalidad del centro comercial.
Algunos trabajadores proponen organizar ferias, mercados o eventos culturales que atraigan a la comunidad, “es una manera de fomentar el consumo local”, apuntó Yovanny Sucre, mesonero de Albahaca Café & Bistró.
Incentivo económico
Sucre, tiene más de 30 años laborando en la zona comercial de Puerto Ordaz, dice que ha recorrido muchos negocios y se ha especializado en el área de panadería, pizzería, lonchería y cocina.
Expresa que los dueños de establecimientos deben unificarse y crear descuentos para incentivar de esta manera las compras; mientras que las cámaras y gobierno local tienen que proponer ayudas económicas o créditos accesibles para mejorar los negocios.
“Las calles deben estar completamente alumbradas en las horas nocturnas, es una manera de hacer sentir segura a la gente que aún puede gastar, arreglar los botes de aguas blancas y que los alquileres no sean costosos”.
Falta Inversión
Santiago Piña, actualmente es el oficial de seguridad del Centro Comercial Topacio, se define como un baquiano en la zona, conoce caminos, sendas y atajos en la antigua Puerto Ordaz, “falta gente que invierta y sobre todo que los dueños de inmuebles bajen los alquileres”, apuntó.
Cuenta que los únicos que han logrado sobrevivir a la crisis, son familiares de personas que se iniciaron como comerciantes en la zona de Puerto Ordaz, los que llegaron después ya no están.
Piña, atendía Pollos Los Llanos, a un costado del Hotel Embajador, Castillito, dice que estuvo años en este sitio, hasta que llegó la pandemia, luego la debacle económica y dicho local pasó a ser uno más de los negocios cerrados.
También laboró por espacio de 23 años en Marcelo y en otros establecimientos de Puerto Ordaz, “la historia de Ciudad Guayana está anclada en las calles que se identifican con el nombre de cada pueblo de la zona sur del estado Bolívar”.
Dice que en los actuales momentos se ve un poco más de afluencia de clientes y visitantes pero “después de las 4:00 de la tarde muere este lugar, solo se observan por las calles indigentes y niños de la calle”.
Momentos buenos y momentos malos
Manuel Herrera, tiene un año comercializando jugos en la carrera Guasipati, dice que no le ha ido tan mal, “antes vendía jugos en una mesa y en una esquina, hasta que he podido alquilar un espacio”.
Para el pequeño comerciante hay momentos buenos y momentos malos.
Los días más ajetreados son cuando el Gobierno deposita bonos y pensiones en el Banco Venezuela, “llegan más clientes y se ve mucho más movimiento en las calles de Puerto Ordaz”.
Zona despoblada
Oscar Quijada de Librería Latina, negocio con 45 años instalado en el Centro Comercial, expresa que uno de los enemigos del casco de Puerto Ordaz, ha sido la despoblación, testigos de ello, muchos negocios cerrados, uno por los altos alquileres y otros por las pocas ventas.
Supone que el esfuerzo debe ser mutuo para rescatar la zona comercial, incentivar a los comerciantes con impuestos un poco más bajos y fácil de cancelar; por otro lado, que los alquileres sean más asequibles.
Explica que es una manera de cautivar a los inversionistas y crucial para reactivar la economía local y fomentar un ambiente comercial más dinámico.
Considera que la falta de inversión ha llevado a un estancamiento en el desarrollo de negocios, lo que afecta negativamente a la comunidad y a los comerciantes locales.
En conclusión las personas entrevistadas coincidieron en que el gobierno local debe incentivar la economía en la ciudad, ofrecer oportunidades, créditos y facilidades en pagos de los impuestos.
También recuperar el casco de Puerto Ordaz, hacerlo más seguro para las personas que aún visitan los pocos locales que continúan con las puertas abiertas.
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