Miami.- El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, realizará este martes su primera visita de campaña a Florida, un estado clave y siempre reñido en las elecciones presidenciales en el que los latinos tienen la pesa para inclinar la balanza y Donald Trump los tiene en la mira.

Significativamente Biden no escogió para el desembarco Miami, donde estuvo la semana pasada su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, sino Tampa y Kissimmee, dos ciudades del llamado «corredor I-40».

Si Florida es importante en las elecciones presidenciales, la zona por la que discurre la autopista interestatal 40, que une la costa este y la oeste por el centro de la península floridana, es considerada por los analistas como la llave para ganar el estado y la Presidencia.

En el corredor está enclavada Orlando, en cuyos alrededores se concentra el grueso de los puertorriqueños que dejaron la isla del encanto después del huracán María (2017) para asentarse en el territorio continental de EE.UU.

Esa comunidad, con la que Biden se reunirá en Kissimmee, no olvida la «desastrosa» gestión de la Administración Trump en su isla, dijo a Efe la representante demócrata en el Congreso estatal Amy Mercado, puertorriqueña también.

«El mensaje de la visita de Biden a Florida es bien claro. La comunidad latina en general es bien importante para él y no solo ahora», agrega.

En promedio las encuestas de intención de voto en Florida le dan a Biden 1,2 puntos de ventaja sobre el presidente Trump, una ventaja que hasta este pasado fin de semana era de 3 puntos, según la web RealClearPolitics.

Entre los latinos, la diferencia, en cambio, es a favor de Trump (50 % /46 % según una encuesta de NBC/Marist Poll), lo que pone en peligro el triunfo del exvicepresidente.

Biden aseguró este lunes a un periodista que le preguntó sobre su visita a Florida que va a trabajar «como un demonio» para asegurarse que «cada voto latino o hispano» va a ser para él y afirmó que las cifras de apoyo a su candidatura son más altas de lo que muestran los sondeos, aunque reconoció que es un estado que está en disputa.

LOS PUERTORRIQUEÑOS NO OLVIDAN

Mercado destaca que la reunión en Kissimmee no solo va a servir para que los latinos de la zona le expongan sus necesidades al candidato demócrata sino «lo que está pasando en Puerto Rico».

Por culpa de la «desastrosa» gestión de la Administración Trump, dijo la representante estatal, no se ha podido acometer la recuperación necesaria después de los huracanes y los terremotos ocurridos desde 2017 en Puerto Rico.

«La voz es el voto», subraya, y los puertorriqueños tienen «el poder y la manera de señalar al mundo cómo pueden hacerse las cosas».

Jerick Mediavilla llegó en 2016 a Florida desde Puerto Rico y es profesor de una universidad en Orlando.

Según dice a Efe, es la primera vez que va a votar en una elección presidencial y quiere recordar a los puertorriqueños de Florida que si en la isla fueron capaces en 2018 de sacar a un gobernador «desencantados» con su política, ahora lo pueden hacer con Trump simplemente votando.

Biden llegará a Kissimmee después de participar en un encuentro en Tampa con excombatientes, otro grupo agraviado por recientes comentarios atribuidos a Trump.

TRUMP, A LA CONQUISTA DE LOS LATINOS

El presidente, que en este tramo de la campaña se ha lanzado a la conquista de latinos en todo el país, tiene el respaldo en Florida de los cubano-estadounidenses y los venezolanos contrarios al chavismo que han venido huyendo a Estados Unidos desde hace años.

A su política de mano dura hacia los Gobiernos de Cuba y Venezuela se suma su estrategia de decir que Biden es un pelele en manos de los extremistas del Partido Demócrata empeñados en hacer de EE.UU. un país comunista para reforzar unos vínculos que ya forjó en la campaña electoral de 2016.

El propio Trump está destacando que los hispanos, que en estas elecciones serán el principal grupo minoritario con derecho al voto, con 32 millones de electores, han tenido unos niveles de empleo récord con su Administración.

En 2012, el ganador en Florida fue el demócrata Barack Obama, pero en 2016 lo fue el republicano Trump, por una leve diferencia de 1,2 puntos sobre la demócrata Hillary Clinton, que si bien tuvo un mayor número de votos que el hoy presidente a su favor en todo el país, no logró los suficientes en el colegio electoral.

 

EFE

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