Las autoridades sanitarias cubanas cuentan con poder tener bajo control para principios de 2026 la epidemia de dengue y chikunguña que sufre la isla, informaron este jueves medios oficiales.
Expertos cubanos avanzaron este pronóstico en un encuentro con el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, para dar seguimiento a esta epidemia que se ha cobrado al menos 55 muertes (en su mayoría menores de edad) e infectado a unas 80.000 personas, siempre según cifras oficiales.
Las informaciones oficiales no incluyeron cifras de nuevos casos más allá de informar descensos en todas las categorías. Sí indicaron que el número de graves y críticos se ha reducido hasta las 27 personas, en su mayoría menores de edad.
Agregaron que hasta el momento no hay gestantes fallecidas por arbovirosis, cuando las embarazadas han sido clasificadas como un grupo de riesgo en esta epidemia.
Las autoridades sanitarias afirmaron ya este lunes que la epidemia parece que va a tener «un transcurso muy positivo» en las próximas semanas, «hacia el control» de ambas arbovirosis.
El Ministerio de Salud Pública (minsap) cifró en 16.214 los nuevos casos de síndrome febril inespecífico -la fiebre elevada es el primer síntoma de ambas arbovirosis- en toda la semana previa.
El acumulado de casos de chikunguña se situó en los 48.223 infectados, según el Minsap. La Organización Panamericana de la Salud (OPS), que basa sus registros en cifras oficiales, indicó que en lo que va de año Cuba acumula 28.850 casos de dengue.
El Gobierno cubano reconoció por primera vez el 12 de noviembre que el país sufría una epidemia de chikunguña y dengue, pese a que los primeros casos se diagnosticaron en julio y que las infecciones se habían disparado en septiembre y octubre.
Dos semanas y media antes de reconocer la epidemia, el Gobierno cubano hizo un pedido internacional de ayuda por el huracán Melissa en el que incluyó enormes cantidades de químicos para combatir al mosquito, vector de transmisión del dengue y el chikunguña.
La epidemia ha encontrado en Cuba un terreno fértil para extenderse debido, entre otras causas, a la grave crisis económica que lastra el país.
Esta situación limita la capacidad de prevención -principalmente mediante la fumigación masiva contra los mosquitos-, el control -con test para confirmar el tipo de enfermedad- y la atención a los enfermos, por falta de medicamentos y otros insumos sanitarios.
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