Washington.- La Organización de Estados de Americanos (OEA) se dividió este martes entre aquellos países, liderados por Estados Unidos, que piden pasar página en la crisis en Bolivia, y los que reclaman al organismo una condena contundente al «golpe de Estado» que forzó la renuncia de Evo Morales.
La sesión extraordinaria convocada hoy por el organismo se convirtió en un cruce de reproches y declaraciones grandilocuentes, en los que los Estados reiteraron sus posiciones, pero no llegaron a aprobar ningún documento vinculante que exprese la postura mayoritaria del bloque hemisférico.
Al contrario, la división evitó llegar a acuerdos. Por un lado, 15 de los 34 países que son miembros activos de la OEA pidieron la convocatoria de elecciones en Bolivia «lo más pronto posible»; y, por otro lado, México, Uruguay y Nicaragua alertaron del peligroso precedente que puede suponer un «golpe de Estado» contra Morales.
Entretanto, diez países caribeños reiteraron su respaldo a los principios de «no intervención», pero no llegaron a hablar de una asonada contra el líder indígena.
Y, por último, la representante de Bolivia, Tania Paz, criticó el papel del secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Paz ocupó el asiento del Consejo destinado a Bolivia después de que presentara su renuncia «irrevocable» el hasta hoy mismo embajador del país andino ante la organización, José Alberto Gonzales, en el cargo desde septiembre de 2018 y que no ha ofrecido detalles sobre las razones de su salida.
LUIS ALMAGRO: EVO MORALES FUE QUIEN DIO UN «GOLPE DE ESTADO»
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, protagonizó uno de los momentos más tensos del Consejo Permanente cuando consideró que quien cometió un «golpe de Estado» en Bolivia fue Morales, al que acusó de haber tratado de «robar» las elecciones del 20 de octubre, en las que fue declarado vencedor en primera vuelta.
«La sangre en la manos es de aquellos que cometieron el fraude electoral, la OEA no dio un golpe de Estado, dieron un golpe de Estado quienes se robaron la elección declarando un triunfo en primera vuelta», aseveró Almagro, un fiero crítico del Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Estas declaraciones suponen un cambio de postura de Almagro, que hasta ahora había evitado criticar abiertamente a Morales por las elecciones y que había apoyado su derecho a la reelección, a pesar de que el líder indígena perdió en 2016 un referéndum para optar a un cuarto mandato, algo que finalmente logró hacer tras recibir el respaldo del Tribunal Constitucional de Bolivia.
QUINCE PAÍSES PIDEN ELECCIONES «LO ANTES POSIBLE»
Un grupo de 15 países presentaron una declaración, una fórmula poco comprometedora y de gran tradición en la OEA, con la que hicieron un llamado «para que la definición de la Presidencia provisional se efectúe urgentemente» y para que «se dé inicio al proceso de convocatoria a elecciones lo más pronto posible».
Las 15 naciones que suscribieron esa iniciativa son Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, EE.UU., Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela, país este último representado por los delegados del líder opositor Juan Guaidó.
Todos ellos reconocieron el trabajo «profesional» de los expertos electorales de la OEA, que hicieron una auditoría de los resultados del 20 de octubre y detectaron irregularidades «muy graves». Entre ellas, una supuesta importante manipulación en el sistema informático de trasmisión y cómputo de resultados.
«Rechazamos la declaración ridícula de que la invalidación de unos resultados electorales fraudulentos es de alguna forma un golpe», expresó el embajador de EE.UU. ante la OEA, Carlos Trujillo, en respuesta a quienes responsabilizan al bloque hemisférico de la debacle en Bolivia.
«Si alguna vez hubo una amenaza para la democracia, esa era la del Gobierno liderado por el ya expresidente Morales», apostilló.
MÉXICO ABANDERA LA DEFENSA A MORALES
Frente a las críticas a Morales, la embajadora de México ante la OEA, Luz Elena Baños, abanderó la posición contraria y expresó su consternación por lo que consideró un «serio quebrantamiento de orden constitucional a través de un golpe de Estado».
«Deben quedar atrás los días dolorosos donde las Fuerzas Armadas sostenían y deponían gobierno», señaló Baños, cuyo Gobierno ha ofrecido asilo a Morales, que ya está en México.
El embajador de Uruguay, Hugo Cayrus Maurin, respaldó los argumentos de México y consideró que lo ocurrido en Bolivia fue «un golpe de Estado cívico, político y militar».
Nicaragua y Antigua y Barbuda también se unieron a México y Uruguay al señalar a las Fuerzas Armadas como responsables de una «ruptura» del orden constitucional en Bolivia.
PRUDENCIA EN EL CARIBE
No obstante, los países del Caribe se mostraron cautos y se limitaron a expresar su respaldo al principio de «no intervención», pero sin llegar a hablar de una asonada contra Morales.
«Estamos muy preocupados sobre lo que ocurre en Bolivia, rechazamos toda la violencia sin importar su origen», dijo el embajador de Santa Lucía, Anton E. Edmunds, que leyó un comunicado en nombre de su país y otras nueve naciones (Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Surinam y Trinidad y Tobago).
Beatriz Pascual Macías EFE
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