Ciudad Guayana. “El compromiso de vida de un hombre, debe ser para cumplirlo, nunca, ní para dejarlo a medias, ni mucho menos incumplirlo…”
La frase corresponde a los años de docente de arte y comunicación en las aulas del Colegio Loyola Gumilla de Ciudad Guayana, por parte del docente de la ocasión: Padre Santiago Ollaquindia Aguirre, en una de sus tantas ponencias para adentrar al grupo de jóvenes de cuarto año, en la siempre “complicada” materia de aprendizaje del arte y la cultura del mundo entero.
Años después, convertido en, Monseñor Mariano Parra Sandoval, Obispo de la Diócesis de Ciudad Guayana, a petición del mismo Papa, emerge en medio del año jubilar de la Parroquia Nuestra Señora de Coromoto, que hoy regenta el destacado presbítero, además colega de carrera comunicacional, José Gregorio Salazar.
Emerge como parte de un sentido homenaje que se le llevó a cabo la tarde-noche de este jueves 25 de julio, en la referida Iglesia, mas popularmente conocida como la Iglesia de Los Olivos, donde Ollaquindia prestó además servicio por espacio 23 años.
Misa Central de alto impacto
La concelebración fue a través de una Misa Central, que encabezó Monseñor Helizandro Ovio Terán Bermúdez, como Arzobispo de Ciudad Guayana y un nutrido grupo de párrocos de las más variadas iglesias de Ciudad Guayana, lo que elevó el acto, a un aspecto ecuménico de primerísimo nivel.
Decir que la “crema y nata” del Clero guayanés estuvo presente en este evento, no es caer en ninguna exageración y más por la puesta en escena de la actividad que fue de primerísimo primer orden, para hacer sentir a la feligresía presente, que desbordó todos los espacios de la cita Iglesia de Los Olivos, una celebración de gran relieve, que concluiría con el traslado de los restos mortales al interno del campanario externo que posee esta bellísima infraestructura, por parte de un grupo muy bien organizado de feligreses, al pié de mando del mismo Monseñor Helizandro Terán, que encabezó la ruta cristiana trazada.
Y tras la misa central, las lecturas respectivas, y el Evangelio, comenzó el homenaje a Monseñor Santiago Ollaquindia, un evento que por primera vez se realizaba en Ciudad Guayana, por cuanto contemplaba la exhumación de los restos mortales del destacado integrante de la Compañía de Jesús en su tiempos, y luego sacerdote de primera fila, antes de su traslado a la referida iglesia.
Ya lo había acotado el mismo padre José Gregorio Salazar, que se cumplía con este hito, en vísperas de la conmemoración de las bodas de oro, 50 años, de la fundación de la parroquia de Nuestra Señora de Coromoto, y para hacer cumplir con un especial sueño del mismo Padre Santiago Ollaquindia, que ha permitido llevar los restos mortales que reposaban en Jardines del Orinoco y trasladarlos a la parroquia Nuestra Señora de Coromoto.
Se escogió precisamente esta fecha del 25 de julio, porque es precisamente la fecha de su nacimiento, en el año 1921.
Una gran homilía en la que la semblanza del destacado prelado, fue expuesta ante una totalmente llena Iglesia de Los Olivos, antecedió al acto de la eucarística, y la parte final de la Misa de Acción de gracias, escalón anterior a una exposición pública de los logros alcanzados por el Padre Santiago Ollaquindia Aguirre, realizada por la destacada dama de la Sociedad Guayana, Dra. Lourdes de Gago, con quien Ollaquindia compartió numerosos episodios de vida misma, catapultados por los cinco hijos que tuvo, y que estudiaron en el Colegio Loyola Gumilla de Ciudad Guayana, y que le permitieron conocer directamente, de primera mano, en el cara a cara diario, todos los valores que nos enseñó “el Padre Ollaquindia” en las aulas del referida plantel jesuita, congregación a la que perteneció por muchas décadas, tras llegar a nuestro país en el año 1939 y luego cuando era profesor del Colegio San Javier de Barquisimeto, los superiores Jesuitas ordenaron su traslado a Ciudad Guayana, en noviembre del año de 1966, para llegar al Loyola Gumilla, donde impartió las cátedras de castellano y literatura; e historia del arte y filosofía.
De ese encuentro casi que a diario, la señora Lourdes Gago mostró ese particular hombre de bien, recto, estoico, firme, honesto, que fue Ollaquindia que conoció en las mismas aulas loyaltarras y que más aún detalló, en su trabajo de obras sociales, como el Rotary Club de Ciudad Guayana.
Realmente la ponencia de la señora Gago, permitió a la feligresía reunida en este acto, ahondar aún más en la vida de los que conocieron al Padre Ollaquindia, y más aún las nuevas generaciones.
Tras esta ponencia, y la bendición final, se procedió al traslado de los restos del referido padre, al interno del Campanario, donde desde la noche del 25 de julio, reposan. Los restos del religioso no fueron cremados y más bien fueron colocados en un sarcófago en la cripta del referido Campanario.
Quedará entonces cumplir con las fiestas patronales del jubileo hasta el 11 de septiembre, con la memoria puesta en el recuerdo de un gran hombre que al servicio de Dios, nos permitió abrir las puertas de nuestros corazones, a la verdad, la rectitud, la bondad, y el amor por los demás.
Su lápida refrendó en una hermosa frase, la esencia de su vida con sacerdote: «deseo terminar mi vida de tal manera que alcance el objetivo final de todo sacerdote, que es morir dentro de mi fe y alcanzar la vida eterna».
Monseñor Santiago Ollaquindia Aguirre falleció a los 87 años, el 13 de enero de 2009.
Rodrigo Malagón Forero
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