La película Cónclave, dirigida por Edward Berger y basada en la novela de Robert Harris, ha sido catalogada como una mezcla entre Succession y Mean Girls, pero ambientada en el Vaticano.
Con una fotografía deslumbrante y una atmósfera que se erige como personaje adicional, el filme sumerge al espectador en las maquinaciones políticas y espirituales detrás de la elección de un nuevo Papa.
Cruces que hablan: los códigos ocultos
Nada en Cónclave es casual y las cruces pectorales de los cardenales son prueba de ello. Estas piezas no solo diferencian a liberales (cruces de plata) de conservadores (cruces doradas), sino que también revelan las motivaciones de cada personaje.
- Cardenal Lawrence (Ralph Fiennes): Cruz de plata, minimalista. El hombre quiere transparencia en una Iglesia podrida, pero su cruz también refleja su conflicto interno: ¿puede ser bueno en un sistema corrupto?
- Cardenal Tremblay: Oro y piedras. Un derroche que grita «¡Soy un político, no un santo!». La citrina en su cruz simboliza avaricia… pero también perdón. ¿Ironía o esperanza?
- Hermana Agnes: Su cruz con las letras «SM» (Santa Marta) es un guiño a las monjas que, en silencio, son las verdaderas poderosas.
Tortugas: resistencia y transformación
Uno de los símbolos más intrigantes son las tortugas, recurrentes en escenas clave. Representan la independencia espiritual y la resistencia al cambio, especialmente en los arcos del cardenal Lawrence y Benítez.
En un momento revelador, Lawrence devuelve una tortuga a su fuente, gesto que simboliza la paz alcanzada tras la elección papal.
Además, estos animales presagian el giro final, donde la fe y la inclusión triunfan sobre la tradición rígida.
Risas y luz: el renacer de la Iglesia
El clímax de la película está marcado por las risas de las monjas y un haz de luz que inunda la escena. Este contraste con la claustrofobia previa de la Capilla Sixtina subraya la ruptura con la opresión y anuncia una era de renovación.
La dirección de Berger convierte estos elementos en una metáfora visual poderosa: la Iglesia, como institución, debe adaptarse o morir.
Una obra necesaria
Cónclave no es solo un thriller bien actuado —con Ralph Fiennes en un papel memorable—, sino una reflexión audaz sobre el poder y la fe.
Los simbolismos, lejos de ser decorativos, enriquecen la narrativa y desafían al espectador a mirar más allá de lo evidente.
En un año de cine convencional, esta película destaca por su profundidad y valentía. Para quienes buscan más que entretenimiento, Cónclave (2024) es una experiencia imperdible que te recomendamos aquí, en La Butaca Digital.
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